Archivo | septiembre 2010

La regla del OSO idiota – Jorge Bucay

Muchas veces confundimos SUEÑOS con EXPECTATIVAS sin darnos cuenta de que, mientras los sueños nos abren el mundo, las expectativas nos encierran en la espera pasiva de lo deseado.…….

¿Por qué nos aferramos sorprendentemente a ellas?

¿Qué pasa si no puedo aceptar tener que renunciar a lo que «tanto deseo»?

¿Qué pasa si siento que no puedo armar mi proyecto de vida?

Tenemos un deseo determinado.

Queremos algo con el alma, con todo nuestro ser.

Soñamos día y noche con tenerlo.

Este es el momento de aplicar una regla básica:

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LA REGLA DEL OSO IDIOTA

Esta regla comienza con la «O» del oso.

¿Usted quiere algo?

OBTENGALO!!!

«OBTENGA» lo que usted quiere, juéguese la vida para obtenerlo!!! corra el riesgo!!!, comprométase con su deseo!!!

¿Qué busca? ¿El amor de ésa persona «tan especial»?… ¿Esa casa «tan soñada»?… ¿Ese trabajo?…

VAYA, SALGA A BUSCARLO Y OBTENGALO!!!

Pero…, uno puede darse cuenta que a veces es imposible obtener  lo que quiere. Entonces, ¿qué dice la regla en segundo lugar?

¿No puede «OBTENER» lo que quiere?…

(Y siguiendo con la «S», la segunda letra del oso) Nos dice:

SUSTITÚYALO!!!

«SUSTITÚYALO» por otra cosa!!!

– Esa persona «tan especial y única» no me quiere… Pues bien, que lo quiera otra persona.

– Esa otra tampoco me quiere…. Entonces, busque un marinero!!!

Cómprese una mascota!!!

– Ah… No!!! IMPOSIBLE SUSTITUIRLA!!! «Como ésa persona no hay…»

Entonces, ¿qué nos dice la regla en tercera instancia?…

¿No lo pudo «OBTENER»?… ¿No lo puede «SUSTITUIR»?…

Y siguiendo con la «O», la tercera letra del oso) Nos dice:

OLVÍDELO!!!

-Ah No, «Imposible»…..

¿Cómo imposible?

– Siii, «Imposible olvidarla!!!»

«Éso si que es i-m-p-o-s-i-b-l-e!!!»

Ahhh… «¿Imposible?»

Entonces… si no lo puede OBTENER, si no consigue SUSTITUIRLO, si no quiere OLVIDARLO… La «REGLA» dice que Ud. es un «IDIOTA».

Quedando así constituida «LA REGLA DEL OSO IDIOTA».

Tal vez no sea tan fácil «DECIDIR» que puedo Olvidar.

«SI» puedo «DECIDIR» no quedarme pegado a lo que creo que  es imposible. Y éso es lo neurótico, lo ridículo, lo «idiota».

 

JORGE BUCAY

 

La vibración del amor

Respirá bien hondo. Un maravilloso torrente, de energía amorosa y cristalina, llega para acariciar tu alma. Sus multicoloridas ondas de consciencia trascienden los moldes de las letras. La frecuencia te invita a volar con el corazón abierto. Una sonrisa angelical te recuerda que estás vivo. Dibujale alas a tus sueños, insuflales pasión. No estás solo. Juntos anclaremos, en el mundo de las formas, la vibración del amor.

Tu ser reconoce este mensaje, por eso ríe. Sabe que no hablo de utopías. Cuando las palabras, pensamientos e intenciones son guiados por el espíritu, la majestuosidad de los reinos luminosos desciende para impulsar tus pasos y guiar tu corazón. Vinimos a servir. Ayudamos, por amor, a que nazca una humanidad más consciente.

Estas líneas confirman que estás acompañado. A los ojos de muchos, seremos ilusos o simples soñadores que pretendemos co-crear un mundo que nunca será. No importa. Nuestra voz interior nos orienta y anima a persistir. Falta demasiado poco para que la historia se revierta. ¿Lo percibís? Ya se siente la inigualable fragancia que anuncia el arribo de un tiempo sin tinieblas, ataduras, ni fronteras. Continuemos trabajando con fervor y denodada entrega. Perseveremos inspirando, centrados en el corazón, para ayudar a que otros despierten, al recordar su esencia divina.

Que quien mire tus ojos vea el brillo de un nuevo amanecer. Que quien tome tus manos sienta contención y humanidad. Que tus palabras se transformen en agua fresca para aquellos que estén sedientos de consuelo y esperanza. Que a través de tus abrazos sientan el calor de la fe. Que tu risa los eleve más allá de las estrellas. Que tu corazón les muestre el camino hacia la luz.

Cada vez que necesites aliento, aquí estaré. Siempre vendré a tu encuentro. Sabemos que la tarea que emprendimos no es para nada sencilla, fue por eso que convenimos esta peculiar manera de apoyarnos para avanzar con firmeza. Sigamos sembrando semillas de consciencia, paz, armonía, unión, alegría y confianza. Haremos de esta Tierra un inmenso corazón, para que a través de sus latidos se expanda y multiplique, por todo el universo, la vibración del amor.

Julio Pagano
www.proyecto-despertar.com.ar

 

MANDALAS DE COLOR NARANJA

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* Envía estímulos a todo lo relacionado con el nivel del segundo chakras

* Fomenta la tolerancia para socializar y proyectarse con toda la gente

* Incrementa la autoestima, Ayuda a enfrentar todos los retos para la evolución de la persona

* Enseña a utilizar los éxitos o fracasos como experiencias y aprendizajes

* Propicia energía positiva para llevar a cabo los proyectos o las metas

En el aspecto físico, proyecta energía vital a:

1. Intestino delgado y Colon

2. Todos los procesos metabólicos,

3. Los ganglios linfáticos inferiores

 

Vivir en el presente, por encima del tiempo

Esas rosas que hay bajo mi ventana no hacen referencia alguna a rosas anteriores ni más bellas; son lo que son; existen con Dios. Para ellas no hay tiempo. No hay más que la rosa, perfecta en cada momento de su existencia (…). Pero el hombre pospone o recuerda; no vive en el presente, sino que vuelta atrás la mirada, lamenta lo pasado, sin prestar atención a las riquezas que le rodean, se pone de puntillas para atisbar el futuro. No puede ser feliz ni fuerte mientras no viva en él también con la naturaleza en el presente, por encima del tiempo.

Emerson.

Según con qué cristales observas el mundo…

“Puede que estés viendo las cosas a través de los ojos de tus miedos, limitaciones y falsas asunciones. Una vez hayas limpiado el cristal de la ventana a través del cual contemplas el mundo, ¿Sabes que pasará? Pues que aparecerá todo un nuevo conjunto de posibilidades.”

ROBIN S. SHARMA.

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Sobre el libro de Miguel Ruiz – «Los cuatro acuerdos»








Miguel Ruiz Los cuatro acuerdos.



«No hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo exiges. Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida. Lo mismo es aplicable a la felicidad. La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento». (Miguel Ruiz).




La domesticación y el sueño del planeta.



¿Son las cosas como las vemos, como las sentimos, o básicamente interpretamos lo que nos han enseñado a interpretar?


Para la milenaria cultura tolteca (México) la «realidad» que asumimos socialmente no es más que un sueño colectivo, el sueño del planeta.
Desde el momento mismo de nacer, interpretamos la realidad mediante acuerdos, y así, acordamos con el mundo adulto lo que es una mesa y lo que es un vestido, pero también lo que «está bien» y lo que «está mal», e incluso quiénes somos o cuál es nuestro lugar en el mundo (en la familia, en clase, en el trabajo).  A este proceso el filósofo mexicano de origen tolteca Miguel Ruiz lo denomina domesticación.


«La domesticación es tan poderosa que, en un determinado momento de nuestra vida ya no necesitamos que nadie nos domestique. No necesitamos que mamá o papá, la escuela o la iglesia nos domestiquen. Estamos tan bien entrenados que somos nuestro propio domador. Somos un animal autodomesticado».





El juez y la víctima.



En el transcurso de este aprendizaje incorporamos en nuestra propia personalidad al juez y a la víctima.


El juez representa esa tendencia en nuestra mente que nos recuerda continuamente el libro de la ley que gobierna nuestra vida -lo que está bien y lo que está mal-, nos premia y, más frecuentemente, nos castiga.
La víctima es esa parte en cada persona que sufre las exigencias de su propio juez interior. Sufrimos, nos arrepentimos, nos culpabilizamos, nos custigamos por la misma causa una y otra vez, cada vez que el recuerdo nos pasa factura.


Y como consecuencia del propio sistema, el miedo se instaura en nuestra vida.



El miedo y las autoexigencias son los peores enemigos de nuestro pensamiento, y por ende, de nuestra vida. Durante el proceso de domesticación nos formamos una imagen mental de la perfección, lo cual no está mal como camino marcado a seguir. «El problema es que como no somos perfectos nos rechazamos a nosotros mismos. Y el grado de rechazo depende de lo efectivas que han sido las personas adultas para romper nuestra integridad», según M.R.



Si el libro de la ley que gobierna nuestra vida (nuestra moral, nuestra lógica, nuestro «sentido común») no cumple sus objetivos, que en su base fundamental consistiría en hacernos seres humanos felices y en armonía, es porque evidentemente éste no funciona. Y como no funciona hay que cambiarlo. Y ello lo hacemos revisando nuestros acuerdos
(nuestra interpretación incuestionable, nuestro sistema de valores), desenmascarando los que no valen y sustituyéndolos por otros.




La filosofía tolteca nos propone cuatro acuerdos básicos:




1. Sé impecable con la palabra.



Las palabras poseen una gran fuerza creadora, crean mundos, realidades y, sobre todo, emociones. Las palabras son mágicas: de la nada y sin materia alguna se puede transformar lo que sea. El que la utilicemos como magia blanca o como magia negra depende de cada cual.


Con las palabras podemos salvar a alguien, hacerle sentirse bien, transmitirle nuestro apoyo, nuestro amor, nuestra admiración, nuestra aceptación, pero también podemos matar su autoestima, sus esperanzas, condenarle al fracaso, aniquilarle. Incluso con nuestra propia persona: las palabras que verbalizamos o las que pensamos nos están creando cada
día. Las expresiones de queja nos convierten en víctimas; las crítica, en jueces prepotentes; un lenguaje machista nos mantienen en un mundo androcéntrico, donde el hombre es la medida y el centro de todas las cosas, y las descalificaciones autovictimistas (pobre de mí, todo lo hago mal, qué mala suerte tengo) nos derrotan de antemano.


Si somos conscientes del poder de nuestras palabras, de su enorme valor, las utilizaremos con cuidado, sabiendo que cada una de ellas está creando algo. La propuesta de Miguel Ruiz es, por tanto:


«Utiliza las palabras apropiadamente. Empléalas para compartir el amor.
Usa la magia blanca empezando por ti. SÉ IMPECABLE CON LA PALABRA».





2. No te tomes nada personalmente.



Cada cual vive su propia película en la cual es protagonista. Cada cual afronta su propia odisea viviendo su vida y resolviendo sus conflictos y sus miserias personales. Cada cual quiere sobrevivir el sueño colectivo y ser feliz. Y cada cual lo hace lo mejor que puede dentro de sus circunstancias y sus limitaciones.


Las demás personas sólo somos figurantes en esa película que cada cual hace de su vida, o a lo sumo personajes secundarios. Si alguien me insulta por la calle (o yo lo percibo así) con casi toda seguridad no tiene nada o muy poco que ver conmigo; es simplemente su reacción a algo que está pasando fuera (un mal día con su pareja o en el trabajo, una discusión con su hija), o más probablemente dentro (preocupaciones, ansiedad, frustración, impaciencia, una gastritis o un dolor de cabeza).


La impaciencia o las exigencias de tu pareja, de la vecina del rellano o de la cajera del supermercado, las críticas de tu hijo o en el trabajo, nada de eso es personal. Cada cual está reaccionando a su propia película.



Hay mucha magia negra fuera, lo mismo que la hay dentro de ti misma, o de mí. En cualquiera, en algún momento de su vida, en algún momento del día. Todo el mundo somos «depredadores emocionales» alguna que otra vez.


«Tomarse las cosas personalmente te convierte en una presa fácil para esos depredadores, los magos negros… Te comes toda su basura emocional y la  conviertes en tu propia basura. Pero si no te tomas las cosas personalmente serás inmune a todo veneno aunque te encuentres en medio del infierno», asegura Miguel Ruiz.



Comprender y asumir este acuerdo nos aporta una enorme libertad.
«Cuando te acostumbres a no tomarte nada personalmente, no necesitarás depositar tu confianza en lo que hagan o digan sobre ti las demás personas. Nunca eres responsable de los actos o palabras de las demás personas, sólo de las tuyas propias. Dirás «te amo» sin miedo a que te rechacen o te ridiculicen». Siempre puedes seguir a tu corazón.


Respecto a la opinión ajena, para bien o para mal, mejor no depender de ella. Ésa es otra película. NO TE TOMES LAS COSAS PERSONALMENTE.






3. No hagas suposiciones.



Tendemos a hacer suposiciones y a sacar conclusiones sobre todo. El problema es que al hacerlo creemos que lo que suponemos es cierto y montamos una realidad sobre ello. Y no siempre es positiva o está guiada por la confianza o el amor, sino más frecuentemente por el miedo y nuestra propia inseguridad.


Deduzco que alguien se ha enfadado conmigo porque no respondió a mi saludo al cruzarnos y mi mente organiza toda una realidad sobre eso. Y se rompen puentes entre la otra persona y yo, difíciles de salvar. Lo mismo con nuestra pareja, con la vecina, con la escuela. Creamos realidades en base a comentarios o elementos sueltos (cuando no en base a chismes malintencionados).


«La manera de evitar las suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras… e incluso entonces, no supongas que lo sabes todo sobre esa situación en particular», insiste Miguel Ruiz. En última instancia y si te dejas guiar por la buena voluntad, siempre te queda la confianza… y la aceptación.


Nunca nada que pasa fuera es personal. Pero en cualquier caso, NO SAQUES CONCLUSIONES PRECIPITADAMENTE.





4. Haz siempre lo mejor que puedas.



El cuarto y último acuerdo permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente arraigados: haz siempre lo máximo y lo mejor que puedas. Siendo así, pase lo que pase aceptaremos las consecuencias de buen grado. Hacerlo lo mejor posible no significa que tú y yo tengamos que hacerlo de la misma manera, ni siquiera que mi respuesta en estos momentos sea la misma que en otro que me siento cansada, o no he dormido bien, o me siento llena de amor y confianza y tremendamente generosa. Se podría decir que en cada momento de nuestra vida somos diferentes, en unas circunstancias y con unas limitaciones concretas. A veces podemos responder a lo que interpretamos como una «provocación» con una sonrisa irónica o divertida, con sentido del humor, o con una carcajada retadora, o incluso a gritos. Pero siempre podemos intentar
ser impecables con la palabra, no tomárnoslo personalmente y no sacar conclusiones precipitadas… dentro de nuestras limitaciones físicas, anímicas y en gener al, de cada momento. Si lo intentamos, de la mejor manera que podemos, ya es suficiente.


«Verdaderamente, para triunfar en el cumplimiento de estos acuerdos necesitamos utilizar todo el poder que tenemos. De modo que, si te caes, no te juzgues. No le des a tu juez interior la satisfacción de convertirte en una víctima. Simplemente, empieza otra vez desde el principio.»



Con la práctica será cada vez más fácil hasta que, sorpresa, la identificación es prácticamente completa y los cuatro acuerdos forman parte de nuestra manera de ser. Simplemente somos así.



Sin duda nuestra vida será más sencilla y satisfactoria, para nosotras mismas y para las demás personas que nos rodean.




Sobre el libro de Miguel Ruiz, «Los cuatro acuerdos»

★.¸.•*´`۰̮̑●̮̑۰SABER ESPERAR.★.¸.•*´`۰̮̑●̮̑۰

NO ES LA PACIENCIA UNO DE MIS MEJORES DONES…E IMPACIENTEMENTE QUIERO SER PACIENTE …Y LO QUIERO YA!!!!…ASI QUE SOLO ME QUEDA REIRME DE MI MISMA …Y RESPIRAR …Y VOLVER A RESPIRAR . ESTA HISTORIA QUE AQUI LES DEJO NOS MUESTRA LOS PRECIOSOS FRUTOS QUE NACEN DE LA QUIETUD Y LA CONFIANZA DE ESPERAR EL MOMENTO PERFECTO. Y RECONOCER QUE NO SABEMOS CUANDO ESE MOMENTO LLEGARA……ASI QUE A LOS IMPACIENTES A SEGUIR RESPIRANDO…LOS ACOMPAÑO..

Un día decidí darme por vencido… renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida. Fui al bosque para tener una última charla con Dios. «Dios», le dije. «¿Podrías darme una buena razón para no darme por vencido?»

Su respuesta me sorprendió…» -Mira a tu alrededor», Él dijo.

«Ves el helecho y el bambú?» «Sí», respondí. «Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz. Les di agua.

El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo.
Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al bambú. En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. -Pero no renuncié al bambú.» Dijo Él. «En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié» me dijo.

«En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. «No renuncié» dijo.

«Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante.

Pero sólo 6 meses después el bambú creció a más de 100 pies de altura (20mts). Se la había pasado cinco años echando raíces. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.

«No le daría a ninguna de mis creaciones un reto que no pudiera sobrellevar».

Él me dijo. «¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces?» «No renunciaría al bambú. Nunca renunciaría a ti. «No te compares con otros» me dijo.

«El bambú tenía un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos eran necesarios y hacían del bosque un lugar hermoso».

«Tu tiempo vendrá» Dios me dijo. «¡Crecerás muy alto!»

«¿Qué tan alto debo crecer?» pregunté. «¿Qué tan alto crecerá el bambú?» me preguntó en respuesta . «¿Tan alto como pueda?» Indagué.

Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia

Ambos son esenciales para la vida. Continúa…

La felicidad te mantiene Dulce, Los intentos te mantienen Fuerte, Las penas te mantienen Humano, Las caídas te mantienen Humilde, El éxito te mantiene Brillante

Pero sólo Dios te mantiene Caminando…



Extraido de la red.

El autoperdón ♥

Perdonarte a ti mismo puede ser mucho más difícil que perdonar a alguien más. Cuando tienes un sentimiento de culpa por algo que sucedió en el pasado, este paquete de negatividad excavando dentro de ti pueda causar una infelicidad penetrante e interminable. Perdonarte a ti mismo es un acto importante para seguir adelante y liberarte del pasado. También es una manera de proteger tu salud y tu bienestar general. 

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